Las Rojas rutas del dinero K: el imperio oculto detrás del sello Stambul
Si de Alejandro Betancourt se trata, todo – o casi todo – se ha dicho y demostrado en los portales dedicados a la investigación periodística sobre la operación que puso en sus manos la adjudicación directa de más de una decena de millonarios contratos de la industria energética venezolana. Fue gracias a sus cómplices, amigos y familiares que pudo coronar aquel primer desfalco, mínimo, insignificante para lo que vendría después. Lo que pocos saben es que a su lado también se levantan decenas de negocios controlados por su familia política, establecidos principalmente en el sur del estado de Florida y Venezuela. Algunos de ellos conectados con la llamada “ruta del dinero K”, una gigantesca investigación por corrupción y lavado de activos que se lleva a cabo en Argentina y que toca frontalmente a los expresidentes Nestor y Cristina Kirchner, como también al fallecido mandatario venezolano Hugo Chávez. Sólo una investigación federal podría esclarecer si por estos negocios familiares circula el dinero de los negocios de Betancourt. Pero lo que sí queda claro, es que todos ellos nacieron en los prósperos años que siguieron a la primera estafa.
Por: Fiorella Perfetto
“Era más fácil demoler esta propiedad y construir un gran edificio”, dijo en marzo de 2016 el entonces alcalde de Miami, Tomás Regalado, en el evento de corte de la cinta inaugural. “Yo crecí caminando por el centro de la ciudad con este edificio y hoy estamos felices de haber conservado este pedazo de historia”.
El ex burgomaestre se refiere a un edificio que data de 1925, otrora sede del Miami National Bank, reformado y convertido en un lujoso hotel boutique. Es el Hotel Langford, ubicado en el 121 SE 1 Street en pleno corazón de Miami. En noviembre de 2017, la propiedad fue arrendada a la cadena española Eurostars Hotel Company.
Al pasear por las páginas que recogen los eventos sociales y la vida cosmopolita de esta ciudad, asoman numerosas reseñas sobre la inauguración del hotel de cuatro estrellas y cómo hicieron posible la obra. Y gracias a la libertad de prensa e información existente en Estados Unidos, se puede dar a conocer cómo se llevó a cabo y quiénes están detrás de este proyecto.
Una nota publicada en agosto de 2015 en el portal de la cadena NBC, ofrece algunas pistas. La renovación del edificio fue acordada tres años antes de esa fecha (en 2012) y fue concedida a la empresa Stambul USA.
“Los desarrolladores de Stambul USA adquirieron el hotel Langford en el centro de Miami, que se inaugurará pronto. Recaudaron fondos a través del programa de visas de inversionistas (EB-5). Según el desarrollador, Daniel Peña-Giraldi, las renovaciones del edificio histórico de 1925 que alguna vez albergó el Banco Nacional de Miami han sido realizadas principalmente con el patrimonio de la compañía”, cita la publicación que además afirma que cerca del 35% del capital para esta obra provino de ciudadanos que lograron hacerse con una visa de este tipo.
Los registros públicos del estado de Florida documentan la inscripción de la firma Stambul, LLC, cuya acta constitutiva la firma el vocero de la nota periodística anterior, Daniel Peña Giraldi. El registro se realizó el 12 de septiembre de 2006. Desde esa fecha y hasta alrededor de 2011, no hay referencias sobre alguna actividad comercial de esta empresa que además registró retrasos en el pago de lo que se conoce como Annual Report (una tasa a pagar anualmente de unos 150 dólares para mantener al día la vigencia de la inscripción del negocio para poder operar en el estado de Florida), emitido por el gobierno federal.
Pero no fue sino hasta 2012 que Stambul, LLC estabilizó sus registros anuales pero además, el grupo familiar al cual pertenece la firma, despegó con nuevos y millonarios negocios. Sus operadores forman parte del circulo familiar de Andreína Rojas, esposa de Alejandro Betancourt, con quien contrajo nupcias ese mismo año en una majestuosa boda celebrada en Madrid, ciudad en la que fijaron residencia y despegaron millonarios negocios bancarios y comerciales, además de formar parte del jet-set europeo.
Antes, el 12 de mayo de 2008, otros miembros de la familia Rojas fueron añadidos a la firma. Así, Verónica Rojas, Luis E. Rojas y Víctor Rojas se convirtieron en mánagers de Stambul, LLC.
La familia Rojas, esta que se erige como la propietaria de la constructora Stambul, LLC y de alrededor de 60 empresas más, sólo en el estado de Florida, son herederos de un negocio próspero en Venezuela que data de los años 60. Sin embargo, no fue sino recientemente que se hicieron visibles las operaciones comerciales de alto nivel en la nación estadounidense.
Otra coincidencia de fechas ocurre con Alejandro Betancourt. Si bien es cierto que este bolichico proviene de una acomodada familia caraqueña, no fue sino hasta que él y su empresa Derwick Associates fueran favorecidos por el otorgamiento a dedo de más de una decena de contratos provenientes de la industria energética venezolana, entre 2009 y 2010, que Betancourt y sus socios se convirtieron en millonarios empresarios.
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El experto en el sector energético José Aguilar expuso los resultados de un estudio en el cual auditó una serie de contratos que fueron otorgados por entes gubernamentales. Entre los hallazgos encontró que sólo en 14 meses, entre 2009 y 2010, 12 de los 14 solicitados por Derwick Associates, le fueron efectivamente adjudicados sin concurso por Pdvsa, Corpoelec (antes C.A, La Electricidad de Caracas) y la Corporación Venezolana de Guyana. Aguilar afirma que 11 de los 12 acuerdos se cerraron por un valor de 2873 millones de dólares, pero que finalmente Derwick los facturó por 5044 millones de dólares, según sus estimaciones, lo cual se traduce en un sobreprecio de más de 2000 millones de dólares. Algunos de estos contratos fueron filtrados al portal Infodio.
¿Quién a cargo?: del originario a la nueva generación
Los orígenes de Stambul, LLC y el resto del grupo, se encuentran a más de 1300 millas de Miami, en la capital venezolana. Stambul Rojas Córdova fue el fundador en 1960 de Stambul, Ingeniería, Procura y Construcción. La prestigiosa firma caraqueña desarrolló desde 1960 hasta 1997 (37 años) , antes de la llegada del chavismo al poder, unos 89 proyectos para entes públicos y privados, según registros oficiales de la compañía. Mucho mejor desempeño tuvo en los años siguientes. Desde 1998 hasta 2012 (14 años) – última fecha de registros de proyectos – ejecutó otras 53 obras en el país.
Estas obras van desde la construcción de las diferentes residencias de la urbanización El Escampadero, en Caracas, hasta “la terminación de la Sub-Estación Eléctrica, ubicada en Nuevo Circo, de la Línea 4 del Metro de Caracas”, cuyo cliente fue la constructora Norberto Odebrecht, S.A, según el contrato N° L4/338/2007. La obra fue finalizada en abril de 2008 por un monto cercano a 1,5 millones de dólares, según los reportes propios de la empresa.
Otros proyectos
como la construcción de la nueva sede del Comité Olímpico Venezolano en
Caracas, la adecuación del Centro Financiero Latino, para la Dirección
Ejecutiva de la Magistratura, la construcción y rehabilitación del
Centro Penitenciario de Santa Ana, estado Táchira y otras entre
cuyos clientes resaltan entes públicos como el ministerio de
Infraestructura o la entonces C.A. Electricidad de Caracas, se cuentan
entre los proyectos que Stambul, C.A llevó a cabo en el país.
Después de 2012, no existen registros oficiales sobre actividades realizadas por el grupo en Caracas, como sí por las nuevas generaciones de la familia Rojas a cargo de la empresa homónima en Estados Unidos.
Stambul, LLC es sólo una de las decenas de negocios que la familia Rojas ha levantado en la nación estadounidense, casi todos desde 2012, pero son los nietos del padre fundador, Stambul Rojas Córdova, los que llevan la batuta de estos negocios. Uno de sus hijos es Stambul Rojas Pieretti, padre de Verónica y Luis Eduardo Rojas, mientras que Daniel Peña Giraldi, esposo de Verónica Rojas es el hombre fuerte de esta red de empresas establecidas en el estado de Florida. Otro de los hijos de Stambul Rojas Córdova es Eduardo Rojas Pieretti, padre de Eduardo, Valentina y Andreína Rojas Balestrini, esta última la esposa de Alejandro Betancourt.
Son los hijos y parejas de Stambul Rojas Pieretti (y primos de Andreína Rojas Balestrini) quienes figuran como los operadores de Stambul, LLC y el resto del grupo empresarial en Estados Unidos. Ellos son Verónica Rojas, Luis Eduardo Rojas y Daniel Peña Giraldi (en la foto anterior). En esta aventura empresarial les acompaña también Valentina Rojas Balestrini, cuñada de Alejandro Betancourt.
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Los negocios no cesan y Stambul lo sabe
No solo el proyecto que hizo realidad el hotel Langford (hoy arrendado a la cadena española Eurostar) fue a parar a las oficinas de Stambul Usa. El histórico edificio Walgreens también ubicado en el centro de Miami pasó a manos de Stambul Usa por poco menos de 20 millones de dólares luego que la propiedad fuese adquirida el pasado julio de 2018 por el grupo.
Dada la prohibición de demolición que pesa sobre la estructura por considerarse una pieza histórica de la ciudad, Stambul Usa se encargará de convertirla en un complejo de entretenimientos alojados en los cinco pisos con que cuenta el edificio que una vez fue hogar de la tienda por departamentos La Época. El emblemático complejo se encuentra en el 200 East Flagler St, de la ciudad de Miami.
No deja de ser llamativo cómo en tan poco tiempo este grupo se ha hecho con importantes negocios en el sur del estado de Florida. También en mayo de 2017, el grupo adquirió el hotel Clarion Inn, en la ciudad de Fort Lauderdale ubicada más al norte, en el condado de Broward, por un valor cercano a los 14 millones de dólares.
Es bien conocido que cualquier operación de este tipo y las implicaciones financieras que de ella se desprenda, debe ser registrada en las cortes de cada condado. En el caso del grupo Stambul, se hace casi imposible seguir el rastro a estos movimientos, ya que muchas de estas operaciones usan estructuras de empresas caracol (una sociedad es mánager de otra y esta a su vez lo es de otra entidad) que confunden y ocultan el destino final del dinero o los anunciados financiamientos que se obtienen incluso entre las propias empresas del grupo.
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La hermosa teleraña que cubre el sur de la Florida y más allá
En el siguiente mapa, The Digger recoge las empresas controladas por los miembros de la familia Rojas. Es de notar que algunas de estas están inactivas y otras no registran actividad comercial. Algunas sociedades fueron constituidas por el grupo en territorios que guardan el secreto fiscal y comercial como Delaware, que hacen imposible su seguimiento, otras en Canadá y registradas para operar en el estado de Florida.
También existen algunas subsidiarias en Estados Unidos de organizaciones que operan en Venezuela, propiedad de la familia Rojas, como el caso de la fundación Guao, institución sin fines de lucro que ofrece el acceso a material de enseñanza a los niños y jóvenes. En Venezuela, esta organización tiene en su junta directiva, entre otros a Andreína Rojas, su padre Eduardo Rojas Pieretti, José María De Viana (compañero de estudio de Eduardo Rojas, y con una dilatada carrera que le llevó a ocupar cargos como presidente de Movilnet y del Consejo Nacional de Promoción de Inversiones, Conapri), Margarita Palacios Machado, entre otros.
A pesar de las numerosas sociedades inscritas en el estado de Florida licenciadas para emprender un negocio comercial, son pocas – Stambul, LLC entre ellas – que exhiben alguna actividad comercial verificable de manera pública (sólo la oficina de impuestos de Estados Unidos o IRS por sus siglas manejan esta información). Otras, como el caso de Sarp-Midtown, LLC, Sarp-Pat, LLC o Sarp-Vero, LLC (cuyas siglas significan Stambul Antonio Rojas Pieretti), fueron constituidas para adquirir bienes en Estados Unidos tal y como de muestran los registros de la oficina de recolección de impuestos sobre propiedades.
En todo caso, se trataría de una operación habitual en el negocio de compra-venta de bienes inmuebles en este país, aunque las mismas están en la mira de las autoridades federales por ser uno de los modus operandi frecuentemente usados por el crimen organizado e individuos que desean ocultar la identidad del verdadero propietario, y así, por ejemplo, blanquear capitales derivados de actividades delictivas o de la corrupción.
En cuanto a las mencionadas empresas que usan el acrónimo “Sarp”, estas fueron usadas para adquirir propiedades en la ciudad de Miami. Así, por ejemplo, el condominio número 1206 ubicado en el 3610 Yacht Club, en la ciudad de Aventura fue una propiedad de Stambul Rojas Pieretti y su esposa, María Patricia Van Tongelen, adquirida en 2001. Los registros de la oficina recolectora de impuestos del condado de Miami – Dade, certifican que dicha propiedad cambió de propietario en 2010, siendo una empresa de nombre Sarp-Aventura, LLC la nueva dueña, hasta 2013.
En sus registros en la corte de este condado, existe un Affidavit o declaración jurada en la que Pedro Parra, jefe ejecutivo de la firma CTC Management Services, LLC, declara ser el mánager de Sarp-Aventura, LLC y dice además que CTC Management Services, LLC tiene como mánager a Mercantil Commercebank Trust Company, LLC, N.A.
De esta forma, CTC Management Services, LLC certificó ante la corte su poder para vender (a través de este trust), comprar o tranzar de otras formas cualquier propiedad de la empresa asociada a Stambul Rojas Pieretti. Fue así como el 21 de noviembre de 2013, esta propiedad fue vendida, sin aparecer siquiera un atisbo de la figura de los Rojas.
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El 27 de febrero de 2008, la pareja Rojas – Van Tongelen, tíos de Andreína Rojas, esposa de Alejandro Betancourt, adquieren otra propiedad, la unidad H2011 ubicada en el edificio Four Midtown Condominium, bien adquirido directamente al desarrollador del proyecto. Ese mismo día, su hermano, Luis Eduardo Rojas Pieretti junto a la esposa de este, María del Refugio García de Rojas, adquieren en este mismo condominio la unidad H3011.
Dos años más tarde en 2010, Stambul Rojas Pieretti traspasa la propiedad a una nueva sociedad de nombre Sarp Midtown, LLC, que tiene como mánager a uno de sus hijos, Verónica Rojas van Tongelen. Así, en un mismo movimiento hecho este año, Stambul Rojas Pieretti sacó su nombre de los archivos de propietarios para incluir entonces a Sarp Aventura y Sarp Midtown como las dueñas de estos dos condominios.
Otra sociedad con un nombre similar también fue constituida en 2008 y se convirtió en propietaria de otro bien inmueble. Se trata de Sarp-Vero, LLC., que estuvo activa en los registros federales del estado de Florida hasta 2015. Antes, en julio de 2008, la empresa adquirió la unidad 312 en el edificio Skyline, ubicado en Brickell, en la ciudad de Miami. El documento lo firma Verónica Rojas, como abogado y única mánager de Sarp-Vero, LLC. En febrero de 2014 el condominio fue vendido por unos 600.000 dólares.
En julio de 2010 la familia Rojas constituye Sarp-Pat, LLC. La misma es usada para adquirir unos días después la unidad 1602 del edificio Emerald, también ubicado en Brickell, en la ciudad de Miami.
Las Rojas rutas del dinero K conducen a Miami
En todo caso, se trata de movimientos comerciales hechos por medio de estas empresas pertenecientes al grupo venezolano para adquirir bienes inmuebles en Estados Unidos y otras para fines sólo conocidos por los departamentos federales de este país. Sin embargo, una historia distinta cuentan los registros de otras sociedades de esta compleja red. Sobre este aspecto llama la atención la conexión que The Digger encontró entre al menos tres empresas del grupo familiar de los Rojas y el caso conocido como la ruta del dinero K, llamada así a una gigantesca investigación que la justicia argentina adelanta sobre un entramado de sociedades constituidas para lavar dinero extraído de las arcas de este país, durante los gobiernos de los ex presidentes Nestor y Cristina Kirchner, un caso que ha salpicado también empresas venezolanas, a la alta cúpula chavista e incluso al fallecido presidente Hugo Chávez.
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The Digger reveló en un investigación anterior, cómo la empresa venezolana Alfamaq, propiedad del contratista venezolano Alejandro Ceballos y su grupo familiar, fue nombrada en este caso como una de las presuntas sociedades del entramado por medio de la cual se habrían lavado millonarias sumas de dinero. Así se ventiló en la causa del Ministerio Público argentino N°3017/13 del registro de la Secretaría N° 13 del 18 de junio de 2015.
Alfamaq, C.A., formó parte de un conjunto de empresas en el extranjero – según el documento de la justicia argentina – por medio de las cuales la firma SGI Argentina, S.A., conocida en este país como “La Rosadita” por sus vínculos con la pareja presidencial Kirchner, operó para blanquear el dinero obtenido producto de la corrupción, bajo la batuta de Lázaro Báez, empresario y testaferro de la ex pareja presidencial argentina.
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“La justicia investigó maniobras a través de la financiera SGI, con el fin de sacar de la Argentina sumas millonarias en dólares, presuntamente originadas en el uso de facturación apócrifa para simular gastos en el marco de los contratos de obra pública con el Estado Nacional”, cuenta el portal Infobae en una nota de marzo de 2018 que recoge además el revelador testimonio del ex financista argentino Leonardo Fariña también incurso en esta causa por participar en presuntas maniobras de lavado de dinero.
Fariña , quien trabajó para el empresario inmobiliario Carlos Juan Molinari (cuyo nombre aparece en el expediente anterior), es presidente de la sociedad Real Estate Investments Sociedad Fiduciaria o REI Fiduciaria. Fariña, el “valijero arrepentido” procesado por la justicia aseguró en 2015 que el dinero que él manejó pertenecía a su jefe, Carlos Molinari.
Así lo contó el portal argentino Todo Noticias:
Fariña está procesado por diversos hechos de lavado de dinero, entre ellos por la compra-venta de la estancia “El Carrizalejo”. Se trata de un campo que compró en diciembre de 2010 en comisión por cinco millones de dólares en efectivo y que dos años después le vendió en 1.800.000 millones a Roberto Erusalimsky.
Ante la Justicia, Fariña declaró que los cinco millones de dólares se los había dado Báez (Lázaro) y el momento de la operación coincidía con la época en que Fariña estaba trabajando para “Austral Construcciones”, la compañía más importante del empresario K (Lázaro Báez)
Sin embargo, el exmarido de la modelo Karina Jelinek (Fariña) ahora aseguró que ese dinero se lo dio el empresario Molinari (Carlos), quien es el titular de la empresa Real Estate Investments Fiduciaria (REI), en la que Fariña se desempeñó. El empresario fue procesado por lavado de dinero por brindar sus empresas para darle licitud a las operaciones de Fariña, quien no contaba con ingresos para hacer las transacciones millonarias que concretaba, entre ellas la compra de una Ferrari California.
Pero, ¿qué tiene que ver este caso y en particular Carlos Molinari con la familia Rojas?…
Una de las sociedades constituidas en el sur del estado de Florida por este empresario en los tiempos dorados de la corrupción kirchnerista se llama Global Development Consultant, INC. Fue inscrita el 3 de diciembre de 2009 y disuelta en 2014. Se ofreció como dirección del negocio un número postal en Hollywood, una ciudad ubicada en el condado de Broward, aunque inicialmente correspondió a la unidad N° E-103 ubicada en el 10431 nW 28th de la ciudad de Doral en Miami.
Carlos Juan Molinari y su hijo Diego, son los representantes de la empresa (presidente y vicepresidente, respectivamente).
Esta empresa, propiedad del empresario argentino es a su vez representante (managing member o MGRM, una posición que según expertos consultados, tiene una incidencia legal dentro de la estructura del negocio) de Global Stambul, LLC una de las firmas del grupo empresarial de la familia política del bolichico Alejandro Betancourt.
Esta empresa escondería además un turbio secreto. Cuenta el medio estadounidense The Observer, que Global Development Consultant, INC – de la cual fueron borrados todos sus registros digitales – fue fundada por Carlos Molinari y Freddy Balsera, un famoso consultor y lobista que, según dice esta nota publicada en octubre de 2016, “es un agente demócrata con una red política grande e influyente en Florida, un estado clave de cambio, y afirma tener un gran número de seguidores entre los votantes hispanos”. Pero lo grave está en que según esta investigación “parece que la compañía de Balsera, Global Development Consultants, sirvió como un método para que los delincuentes argentinos movieran dinero sucio a través de los Estados Unidos”. Es la sociedad que figura dentro de los registros de la empresa de la familia política de Alejandro Betancourt.
Esta sociedad, también fue disuelta en septiembre de 2013 . Según el estatuto de inscripción original, es Verónica Rojas el agente registrador y miembro autorizado de la sociedad. Igualmente, Stambul Ventures, LLC, otra de las empresas del grupo familiar de los Rojas también figura como managing member o MGRM de la firma. Esta sociedad a su vez, tiene como mánager a Stambul, LLC, en este esquema de compañías caracol usado por la familia Rojas.
La alianza de empresas del grupo Stambul con intereses del empresario argentino Carlos Molinari, guarda una coincidencia más. Al escrutar todas las sociedades y sus respectivas juntas directivas, The Digger encontró que otra empresa de Molinari figura como mánager de Langford Stambul, LLC, otras de las sociedades constituidas por la familia Rojas en mayo de 2011 y disuelta un par de años después.
Langford Stambul, LLC nació con Global Development Consultant, INC como representante, pero días después esta fue removida y se incluyó una sociedad llamada Adg Group Holding, LLC, también con Molinari como representante y disuelta en septiembre de 2015.
Otra sociedad de nombre The New Langford, LLC propiedad del grupo venezolano también trae su historia. Además de Carlos y Diego Molinari, aparecen asociados otros individuos y empresas también en la mira de las autoridades argentinas. Por ejemplo, a esta empresa se vincula una red entre cuyos nombres se menciona a María F. Molinari pero también a Matías Molinari, quien también es hijo del empresario argentino.
El nombre de Matías Molinari figura en los archivos de las investigaciones de la ruta del dinero K por ser este parte del grupo societario de SGI Ventures, LLC, la filial estadounidense registrada en el estado de Florida de la homónima empresa argentina mencionada anteriormente.
Estos son apenas los primeros destellos de un firmamento de conexiones que triangula negocios de contratistas, familiares de empresarios y funcionarios públicos entre Argentina, Estados Unidos y Venezuela, y quizá hacia otras latitudes. Como se dijo al inicio, no es posible sino a través de una investigación federal conocer con certeza si el presunto dinero obtenido por Alejandro Betancourt y sus empresas en tramas como las conocidas en la operación Money Flight y otras operaciones hechas a través de la estatal petrolera venezolana Pdvsa, ha circulado por los negocios de su familia política, pero lo que sí queda claro es que un filo de esa red de sociedades está salpicada por conexiones con una de las más grandes tramas de corrupción que se haya conocido en Argentina, sólo superada por la que se apropió de Venezuela desde el arribo del chavismo al poder.