Y regresó Nicolás Maduro a Venezuela. Triunfante, de su periplo global buscando dizque “fortalecer el mercado”. Me cuentan mis fuentes que empleados públicos de cierto nivel recibieron órdenes precisas de asistir al acto de recibimiento, al cual seguramente le seguirá esta semana una manifestación “multitudinaria”, en Caracas, de gente obligada a asistir con la requerida vestimenta roja. Un exitazo la gira, sólo reportada como tal en los medios de la hegemonía comunicacional chavista. En eso que se conoce como Google News, no hay, al momento de escribir estas líneas, ni una sola mención al cacareado “éxito” en medios independientes. Mas detengámonos un momento a pensar cómo podemos interpretar ese “éxito”: ¿logró la comitiva presidencial venezolana alguna medida, en los países visitados, que cambie los factores fundamentales que afectan el precio? ¿Prometió Putin, o Al Naimi, algún recorte de producción? ¿Retornó el precio del petróleo a 100 dólares por barril?
No andaba sólo Nicolás Maduro. Se llevó, además de a su familia, a Asdrúbal Chávez, Ministro del Poder Popular de Petróleo y Minería de Venezuela, y, actualmente, quizás el mandamás de Petróleos de Venezuela. Visitaron Rusia, que seguirá produciendo todo lo que pueda, pues amén del via crucis de su moneda tiene que lidiar con la caída del ingreso por concepto de venta de hidrocarburos que está siendo paliada con incremento de producción. Visitaron Arabia Saudita, en prácticamente inmejorable situación en cuanto a capacidad operativa y financiera, y que continúa deshojando la margarita, en paciente espera a que el negocio de los productores de esquistos de Estados Unidos se torne económicamente inviable. Irán, otro aliado tradicional del chavismo, ha aumentado también su producción y acaba de decir que no recortará su producción, mientras Iraq está produciendo más de cuatro millones de barriles por día. Visitaron China, con reducido crecimiento económico en los últimos meses y cuyo gobierno ha sido testigo de excepción del mal manejo de recursos otorgados a Venezuela, sin la mas mínima intención de seguir entregando dinero al chavismo si el uso del mismo no está absolutamente condicionado.
¿De qué “éxito” nos hablan entonces? Es decir, ¿qué posibilidad, real, existe de que Rusia, Arabia Saudita o Irán, modifiquen sus políticas energéticas y macroeconómicas para favorecer al tambaleante régimen chavista, cuando los mencionados conocen, mejor que nadie, que el mercado está saturado en aproximadamente dos millones de barriles por día y aun así están bombeando petróleo como nunca? ¿Por qué China, que aprovechando la baja está llenando sus reservas a una fracción del costo, habría de dejar pasar la oportunidad de ahorrar miles de millones de dólares? Es decir, cuando de “fortalecer el mercado” se trata -y habremos de regocijarnos en la ironía del régimen chavista hablando en términos capitalistas- ¿cómo se logra eso? ¿Qué habrá dicho, por ejemplo, la nueva Ministro de Relaciones Exteriores Delcy Rodriguez en esa reunión con Al Naimi? ¿De “éxito” en apuntalar el capitalismo nos habla esta gente?
En EEUU, ahora segundo productor mundial y uno de los mayores consumidores, ya se habla de que la Reserva Federal podría activar ciertos mecanismos para proteger a la industria local. Es más, el Departamento de Comercio ya está aprobando solicitudes de exportación de crudo liviano, lo cual se estima agregará un millón de barriles por día al ya saturado mercado global. ¿Habrá logrado Maduro convencer, a alguien, en alguno de los países que visitó, de ignorar ésta realidad, abandonar en conjunto sus respectivas posiciones con la consecuente pérdida económica, y rendirse ante peticiones que terminarán beneficiando, principalmente, a los productores estadounidenses?
Eso si que sería un éxito. Seguiremos leyendo entonces los medios aliados al chavismo, en espera de las buenas nuevas.