Se ha convertido en una certeza, el hecho de que cada vez que se anuncia una filtración masiva de documentos sobre corrupción comprometedores Venezuela estará a la cabeza. Ha ocurrido en cada uno de los escándalos internacionales previos, sea los #PanamaPapers, sea los #ParadisePapers, o la anterior filtración originada en Suiza (#SwissLeaks) sobre el banco HSBC, en la cual Venezuela era el tercer país en términos de fondos depositados. La corrupción chavista es grande liga. Ha colocado al país en un sitial de honor con respecto a la criminalidad organizada mundial. En éste nuevo episodio centrado en Credit Suisse encontramos que el número de cuentahabientes venezolanos supera al de otros países involucrados.
Periodistas de Armando.info y de Efecto Cocuyo revelarán a través de una serie de artículos relacionados con la filtración de documentos internos de Credit Suisse, cómo los corruptos habituales utilizaron ese banco para lavar lo mal habido. Sin embargo, en apego a la verdad, el problema de Credit Suisse no es el haberse prestado para la legitimación de capitales producto de la corrupción y el narcotráfico, ya que la práctica totalidad de los bancos suizos tienen el mismo modelo de negocios. El único error de Credit Suisse, como el de HSBC anteriormente, ha sido el haber permitido la filtración de documentos que demuestran, efectivamente, que todo vale a la hora de captar clientes y su dinero ilícito.
La banca suiza es el mayor centro de blanqueo de dinero ilícito que existe en el mundo. Se estima que más de un 25% del dinero negro global -léase dinero proveniente de la corrupción, narcotráfico, terrorismo, evasión de impuestos, etc.- está depositado en bancos suizos. Eso no hubiese podido ocurrir de no ser por una política de estado ejecutada por gobiernos suizos, de ayer y de hoy, que diseñaron y aseguran la vigencia de un marco legal suficientemente laxo como para que el sector financiero en su conjunto sea el centro de lavado internacional por excelencia.
Esto viene sucediendo desde la Segunda Guerra Mundial, cuando Suiza se convirtió en refugio de las fortunas -mal habidas todas- de los Nazis. Poco puede esperarse de un país cuyas autoridades y estamento bancario no tuvo reparo alguno en proteger a los creadores del Holocausto. Credit Suisse no es la excepción, sino la regla.
Los montos no son sorprendentes cuando de Venezuela se trata. Credit Suisse ha aparecido en muchas investigaciones sobre la corrupción en Venezuela realizadas previamente. Los nombres que han salido a la palestra ya son archiconocidos (Nervis Villalobos, Francisco Morillo y Leonardo Baquero, Margarita Vargas y Luis Alfonso de Borbón, Carlos Luis Aguilera Borjas, Roberto Rincón y Abraham Shiera, Carlos Kauffman, Leonardo Gonzalez Dellán, Luis Carlos de León, Omar Farías, y los hermanos Gabriel, Juan Jose, y Leopoldo Castillo Bozo).
Obviamente faltan unos cuantos en esa lista, que sin duda serán objeto de nuevos reportajes. En los próximos días seguramente leeremos sobre Alex Saab, Raul Gorrin, Danilo Diazgranados, los bolichicos de Derwick, Miguel Angel Capriles Lopez, todos los clientes de Matthias Krull y de Tino Sangiorgio, Diego Salazar, Francisco Flores Suarez, etc., todos cuentahabientes y relacionados con Credit Suisse.