En días pasados, un reconocido periodista que está escribiendo un libro sobre el chavismo, me consultaba sobre la corrupción en Venezuela, pidiéndome nombres, cifras, responsabilidades, etc. El tema de la corrupción es el elefante blanco. Es, en mi opinión, el principal obstáculo en el camino al desarrollo. Lamentablemente, la corrupción se ha tornado en una suerte de crimen aceptable, sin consecuencias. Sería difícil encontrar un venezolano que no haya tenido que lidiar, alguna vez en su vida, con la corrupción: sea la del fiscal de tránsito, la del guardia de alcabala, la del empleado de oficina pública, la del empleado de empresa privada, la del gestor... Ahora, con el tema de la escasez alimentaria y depauperación económica, la corrupción se asoma en cantidad innumerable de facetas, como gente que hace cola para comprar comida y luego vende el puesto, o los que pueden controlar -en el sentido entendido en Venezuela como obtener- Harina Pan, pasta, aceite y otros insumos, que luego revenden a precios alejadísimos de los impuestos por el régimen, etc. En suma, en casi todos los aspectos, de la vida diaria del venezolano promedio, la corrupción está presente. Esa omnipresencia ha resultado en aceptabilidad, como ya mencioné. La mayoría la perciben como un factor más que hay que tener en cuenta. De hecho, muchos cuentan con ella para el resuelve.
Esa laxitud ética del venezolano es una de las causas principales, si no la primordial, del estado miserable en el que se encuentra el país. La corrupción económica, entendida como aquella que deriva un "beneficio" a los involucrados, viene acompañada de su hermana, la corrupción moral, la cual convierte en aceptable actos ilegales.
En los últimos dos años, he estado exponiendo a personas y empresas involucradas en corrupción económica. En ése tiempo he escuchado a personas, que pasan por serias y honorables, decir: "todo el mundo paga comisiones para obtener contratos del gobierno, es la única manera de conseguirlos, y, de paso, eso no es de ahorita, eso ha sido así toda la vida." Lo dicen sin ningún tipo de remordimiento, convencidos de que esa, y sólo esa, es la forma viable de hacer negocios en Venezuela. Otros me han dicho "es que si no lo hago yo, hay cantidad de gente dispuesta a hacerlo, por tanto mejor aprovecho, por que al final yo vivo aqui en Venezuela y así es como funcionan las vainas aqui." El segundo grupo, aun sabiendo que involucrarse en hechos de corrupción es moralmente indebido y legalmente penado, lo excusan con el argumento de ser una minoría en un país repleto de corruptos.
Pongamos cifras. Ayer puse en Twitter una cifra del ingreso aproximado (sin incluir deuda interna y externa ni deuda de PDVSA) que ha recibido el chavismo desde 1999. La metodología, quizás errada por favor economistas lectores corrijan si es así, ha sido sumar el PIB anual desde 1999 tal cual como ha sido reportado por el Banco Mundial, cuyas cifras provienen del INE.
Esta fue la cifra:
2.912.457.000.000 dólares (dos billones, novecientos doce mil cuatrocientos cincuenta y siete millones).
Luego alguien me dijo, tambien en Twitter, que para que esa cifra tuviese mayor "impacto", habría que contrastarla con el monto gastado en obras por los chavistas. Desconozco el monto destinado a obras públicas desde 1999, lo que si puedo decir, sin temor a equivocarme, es que la sumatoria del PIB de TODOS los gobiernos de Venezuela del siglo XX es menor a lo recibido por el chavismo. Dicho de otro modo, el PIB combinado de todos los gobiernos desde 1900 hasta 1999 JUNTOS es menor que lo que ha entrado en las arcas administradas por Hugo Chavez y sus secuaces desde 1999.
La pregunta de rigor es: ¿si el chavismo ha recibido más plata que todos los gobiernos anteriores juntos, dónde podemos ver las obras que ha construido y que deberían igualmente exceder en número a todas las anteriormente construidas con una fracción del ingreso?
Les diré donde: en ningún lado. Y les diré también la razón por la cual no se han construido: corrupción.
Leí en días pasados también, un reportaje de un colega argentino en El País que afirma que la fuga de capitales en Venezuela se estima en 405.800 millones de dólares, cuando el PIB de Venezuela del año 2013 fue de 382.000 millones de dólares. Es decir, se ha sacado más real de Venezuela de lo que entra en un año entero. Todavía espero respuesta a una serie de preguntas sobre la fuente de la data, metodología utilizada y período correspondiente a tal fuga de capital. Mientras llegan esos datos, permítanme otra pregunta: ¿cómo es posible que el estado venezolano deba 117.000 millones de dólares y PDVSA deba 43.000 millones de dólares, y el estado tenga sólo 21.000 millones de dólares en reservas, cuando los venezolanos supuestamente han sacado del país 405.800 millones de dólares? ¿Qué autoridades y bancos se han prestado para esa fuga de capital? Les diré: TODOS. Y les diré el motivo: corrupción.
Cuando un contratista, llamémoslo Derwick, le mete sobreprecio a un presupuesto en una contratación con el estado: TODOS perdemos. Cuando una entidad del estado, llamémosla PDVSA, otorga contratos con sobreprecio a una empresa de maletín: TODOS perdemos. Cuando un empleado público, llamémoslo Diosdado Cabello, se hace la vista gorda y acepta un soborno: TODOS perdemos. Cuando un banco privado, llamémoslo BANESCO, monta mecanismos que permiten la fuga de capital evitando el control de cambio: TODOS perdemos. Cuando líderes de partidos políticos guardan silencio sobre casos de corrupción que involucran a familiares muy cercanos: TODOS perdemos. Cuando los venezolanos, de uno y otro bando, en lugar de condenar al ostracismo a personas involucradas en corrupción celebran y admiran sus "logros": TODOS perdemos. Cuando se tiene a la corrupción como una forma aceptable y válida de obtener algún beneficio: TODOS perdemos.
En esa situación llevamos 200 años perdidos. Noruega, un país productor de petróleo como Venezuela de tan sólo 5 millones de habitantes, tiene guardado en un fondo de reserva 838.000 millones de dólares. Venezuela, habiendo recibido desde 1999 2,9 billones de dólares, lo que tiene son deudas. Les diré el por qué: corrupción en la administración de recursos.
Una de las preguntas que me hicieron fue si podía dar un estimado del monto de la corrupción desde que el golpista llegó al poder. ¿Cuánto, de los 2,9 billones de dólares, se han robado? No lo sé, pero si me pongo a sumar lo malgastado en compras innecesarias, regalos a otros países, petróleo gratis a Cuba, NIcaragua, lo pagado en sobreprecios, lo despilfarrado en programas populistas y compra de votos y conciencias a nivel mundial, creo poder afirmar que es más de 150.000 millones de dólares. Suficiente como para pagar la deuda completa. Si tuviésemos gobernantes responsables estaríamos como Noruega. Como nos gobiernan venezolanos, estamos como estamos.
Por ahí andan algunos debatiendo si Venezuela es un país mayoritariamente de clase media. Las cifras de ingresos así lo indican. Y me pregunto: ¿qué tipo de clase media es la que ni siquiera puede adquirir productos tan básicos como harina, huevos, leche, aceite, papel sanitario, y café?
Hemos de sincerarnos con respecto al costo de la corrupción en todas sus manifestaciones. Si no lo hacemos, seguiremos deambulando eternamente en el mundo subdesarrollado.