Tremenda noticia la de ayer. Estaba claro que era sólo cuestión de tiempo para que la Corte Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) fallara en favor de Leopoldo. La decisión es de suma importancia. No sólo en Venezuela, donde el régimen tiene esta mañana que agregar cientos de personas a sus listas de enemigos con posibilidad real de quitarles una gobernación, alcaldía, escaño, diputación, etc., en futuras elecciones, sino a nivel hemisférico. La corte ha hecho ilegal la práctica chavista de utilizar las cortes con fines de persecución política. El precedente está sentado. De aquí en adelante, Chavez y sus títeres regionales tendrán o que inventarse otra, o que declararse dictadores para poder pasarse por el forro los dictámenes vinculantes de la CIDH. De aquí en adelante, políticos perseguidos, e ilegalmente inhabilitados, sólo tendrán que citar la decisión del caso López Mendoza Vs Venezuela para demostrar el totalitarismo tapa amarilla de caudillos como Chavez.
Ahora bien, donde las cosas se ponen interesantes es en el panorama local. La decision de ayer es crucial, por cuanto le ha otorgado a Leopoldo una oportunidad histórica, una oportunidad que va a definir el resto de su carrera política. Mientras Chavez deshoja la margarita, y decide mover a su Tribunal Supremo de Justicia de uno u otro modo, Leopoldo representa la pieza clave del triunfo de la oposición en octubre del 2012.
El golpista, y su patrones cubanos, sin duda están cuantificando el "efecto Lopez" en una eventual división de los votos de la oposición. La pregunta que se deben estar planteando es: si gana Henrique Capriles las primarias de la oposición, ¿cuántos votos le quitará Leopoldo a Henrique? La pregunta parte de la premisa de que Leopoldo quiere ser presidente y no declinará su posibilidad en función de una candidatura unitaria, que no sea con él como candidato único. Leopoldo se ha labrado una fama de caudillo. Su paso por PJ y UNT dejaron una cierta indicación de que el tipo no es un "team player", sino alguien convencido de su infalibilidad, bien dispuesto a llevarse por delante lo que sea, y a quien sea, si las cosas no resultan favorables a los objetivos que él pueda tener en determinado momento.
Pero el pasado político de Leopoldo no debe ser un obstáculo en la reinstauración de la democracia en Venezuela. Si yo fuera Leopoldo, éste sería mi plan. Independientemente de lo que Chavez ordene a sus jueces, y, lo más importante, de cuándo los mismos decidan levantar la inhabilitación ilegal, haría un pacto con los candidatos y partidos de oposición. Gane quien gane, si es que mi candidatura no es admitida por el CNE sino hasta después de culminado el proceso de primarias, no dividiría el voto opositor, sino que sumaría los votos que pueda aportar, y mi maquinaria, al candidato/a que gane las primarias. Sea quien sea. Por supuesto que dicha promesa y aporte tendrían que ser debidamente recompensados en una futura administración, sea con el nombramiento de Vice Presidente o cualquier otro cargo de mi escogencia.
La CIDH le ha conferido a Leopoldo el poder de decidir quién será el proximo presidente/a de Venezuela. Leopoldo, y no Chavez, es el nuevo "king maker" en Venezuela. Si sus ansias presidenciales y ego se imponen, es muy probable que Chavez vuelva a ser "electo" por otro periodo de 6 años. La historia, sin duda, castigará tal egoismo en esta hora aciaga. Si, por el contrario, Leopoldo decide sumar sus esfuerzos a restablecer la paz, la democracia, y el estado de derecho en Venezuela, y asegurarse de que quienquiera que represente a la oposición gane las elecciones, sin ninguna duda será presidente de Venezuela, en el 2012, o en el 2018.
Con apenas 40 años de edad, el que está en la mejor posición para estar desojando margaritas no es el comandante presidente precisamente.